boneless

Origen y evolución de los boneless a lo largo del tiempo

Los boneless se han convertido en un imprescindible de muchos restaurantes alrededor del mundo. También, claro está, en una receta muy fácil que cualquier familia se puede permitir comer delicioso, divertido y saludable a la vez.

A pesar de su sofisticado nombre, las recetas para boneless son tal vez de las más sencillas que existen. Y es que los boneless no son más que trocitos pequeños de pechuga de pollo que son empanizados, fritos y luego se cubren o se sirven junto con una salsa espesa.

Es posible que todos hayan visto o comido los boneless alguna vez, como en eventos deportivos, en algún restaurante que se especializa en desayunos y en menúes para niños, pero realmente no supieran su nombre. Pues sí, son boneless.

El origen de los boneless

Al igual que sucede con muchos platos contemporáneos, los boneless surgen como una serendipia, como un descubrimiento que realmente fue una receta para aprovechar pedazos pequeños de pollo que habían quedado sin cocinar, para dar de comer a los niños de una manera divertida y distinta.

Fue así como en 1964, en el restaurante Anchor Bar de Buffalo, en Nueva York, Teressa Bellissimo hizo exactamente lo descrito, y fue tanto el gusto que dio una vez preparados, que al día siguiente ya pasaron a formar parte del menú de dicho restaurante.

Los boneless son piezas de pollo que pueden ser condimentadas, empanizadas o enharinadas de acuerdo con el criterio de cada chef, restaurante o persona y cuya salsa también puede ser lo diferente que cada persona quiera, ya que cada ciudad, cada país, cada establecimiento, ha tenido libertad creativa para diseñar platos a partir de esta receta original.

La evolución y popularidad de los boneless

Muchas veces, los boneless tienen un nombre por el que posiblemente todos los conozcan: nuggets de pollo. En esencia son lo mismo, y tal vez algunos puristas discrepan por la forma de condimentar o la preparación de las salsas que se sirven junto con las piezas de pollo.

Lo que sí: los boneless son un alimento muy popular. Y es que aparte de ser fáciles de preparar, rápidos y muy deliciosos, también se han convertido en un ícono de la comida rápida, de los platos para niños en diferentes cadenas de restaurantes, y algunos otros han tomado como inspiración la forma de cocinar los boneless para forjarse un nombre en la venta del pollo frito.

Los nuggets de pollo han evolucionado, eso sí, dependiendo del grado de originalidad que cada país le ha venido aportando. Por ejemplo, en México es bastante común que se utilice la salsa picante para acompañar a los boneless, mientras que en Estados Unidos lo más común es utilizar salsa de tomate, crema tártara o queso cheddar.

Los boneless son infaltables en los eventos deportivos. Gran parte de las cadenas de comida rápida que ofrecen servicios en estadios y centros deportivos de relevancia, ofrecen los boneless como un plato principal. La razón es que son prácticos para comerlos mientras se está mirando algo, son fáciles de transportar y muy adictivos.

Pero más allá de todo eso, hay muchas razones por las que los boneless pueden ser interesantes para las familias. En primer lugar, porque en menos de 10 minutos la receta estará lista. Otra ventaja es que por su sabor, su textura y su practicidad, a los más pequeños de la casa les suele gustar comer el pollo en esta presentación, algo que puede facilitar las cosas en caso de que se esté lidiando con ese tema.

Finalmente, al no tener demasiada grasa y no requerir de grandes condimentos ni aditivos, los boneless son tan saludables como el aceite que se utilice para prepararlos y como la salsa que se utilice como aderezo. Por tanto, puede ser un aperitivo sin culpa para cualquier ocasión, al mismo tiempo que un plato para cenas y desayunos con todas las letras.

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